Como os contaba hace unos días, las patatas ya están sembradas; pero no es del todo cierto. El que sabe de esto es mi abuelo y yo soy un simple aprendiz que lo intento mucho y consigo poco. Las patatas para sembrar se pueden comprar a granel o en sacos de 25kg, pero lo lógico es comprarlas en diciembre para tenerlas preparadas en enero: ahí estuvo mi fallo.
Yo compré las patatas a mediados de enero y no están demasiado listas. Hay que dejarlas descansar en un lugar seco y sin luz directa para que empiecen a brotar; después se cortarán en tantos trozos como brotes tenga la patata y esos ya se podrán sembrar.
Pero con tan poco tiempo, las patatas no han germinado y sólo he plantado algunas de ellas. Lo que sí he hecho ha sido preparar la tierra y sembrar lo demás que tenía previsto: cebollas, lechugas, acelgas, ajos y zanahorias. Es posible que mi padre plante las demás patatas durante el mes de febrero, pero también es posible que me esperen a marzo y las plantemos juntos. En todo caso, las patatas ocuparán la mitad de la huerta y se recogerán a los tres meses, pudiéndose conservar durante el resto del año y comerlas a discreción cada vez que se nos antoje.
Y en primavera avanzada, a finales de abril o incluso mejor en mayo, será el turno de los tomates, las berenjenas, los pimientos y demás verduras que nos apetezcan. Lo cierto es que no lleva demasiado trabajo y es un lujo poder comer de lo sembrado.
PD: En la foto, ayudado por mi primo Xavier.